Para todo salsero existe un momento crucial: estrenarse en la pista de baile.
Es ese momento en el que decides ir a poner en práctica lo que has aprendido en tus primeros tres meses de clase. Esa facilidad para seguir el compás, esos giros que te salen a la perfección. Y qué me decís de esas "más que difíciles" figuras (ingenuos de nosotros) que ensayamos cada semana? Qué bien nos salen todos los pasos en clase!
Así que, allá que vas tú, con la confianza por las nubes y escoltado por tus nuevos compañeros de hobby (con los que, por cierto, empiezas a entablar una buena amistad). Inicias tus andadas en uno de los locales de referencia de Barcelona, el Agua de Luna. Entras, miras a tu alrededor y... TE ENTRA EL PÁNICO! Pero de donde ha salido esta gente? del típico programa de bailes de salón de fin de semana? Donde están mis maravillosos pasos? Con lo fáciles que son!
A pesar del panorama, tú no te achantas. Te dices a ti mismo que bailas muy bien, y con un poco de valor y un mojito en el cuerpo, das un paso más en tu particular historia con la salsa: tu primer baile de verdad.
Se acaba el baile...
La realidad no ha podido ser más cruel...
Dios mío, no se bailar!!!!
Aquella noche ya sólo me atreví a bailar con mis compañeros, aunque por suerte, contábamos con alguna ayuda extra de mayor nivel -¡gracias por la paciencia!- Y a pesar de recibir esa dosis de realidad, la noche estuvo llena de diversión y, sobre todo, de mucha salsa.
Así que, para aquellos que estéis a punto de lanzaros a practicar, adelante!! No os preocupéis, todos hemos pasado por lo mismo. Desde aquella gran noche, yo no he dejado de bailar y como resultado disfruto de todos y cada uno de los pasos que doy en la pista de baile.
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